CARNES DE LA DEHESA

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 Carne procedente de cerdos ibéricos criados en libertad en las dehesas extremeñas y alimentados con bellotas durante la montanera (periodo entre noviembre y marzo en el que las bellotas caen de las encinas). Pluma, secreto, presa, abanico, lagarto, etc.. todos los cortes del cerdo ibérico de bellota. 

Preguntas frecuentes

¿Por qué es mejor comer embutidos ibéricos sin aditivos?

Nuestros embutidos ibéricos sin aditivos son reconocidos mundialmente por su sabor único y su textura suave, cualidades que se deben en gran medida a la raza del cerdo ibérico y su crianza en las dehesas. Estos cerdos 100% ibéricos se alimentan principalmente de bellotas durante la montanera, lo cual impregna su carne de sabores y aromas incomparables. Además, el proceso de curación natural al que se someten estos embutidos, como el chorizo ibérico, el salchichón ibérico, y la caña de lomo, concentra sus sabores y mejora su textura. Otro factor distintivo es su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados, especialmente ácido oleico, que contribuye a un perfil más saludable en comparación con otros tipos de embutidos.

 

¿Cómo influye el entorno de la dehesa en las cualidades organolépticas de los embutidos?

El entorno de la dehesa juega un papel crucial en el desarrollo de las cualidades organolépticas de los embutidos ibéricos. La alimentación de los cerdos con frutos de los árboles del género Quercus, como encinas y alcornocales, junto con los pastos propios de esta área, aporta a la carne de cerdos ibéricos un bouquet especial. La combinación de libertad de movimiento, una dieta rica y variada, y la pureza de la raza, permite que las carnes adquieran sabores y texturas que se traducen directamente en embutidos de calidad superior. La dehesa no solo es un ecosistema único para la crianza de estos cerdos, sino que también es un elemento clave en la sostenibilidad y el mantenimiento de la biodiversidad.

¿Cuál es la mejor manera de conservar los embutidos ibéricos?

Para conservar los embutidos ibéricos en su mejor estado y mantener sus características organolépticas, es fundamental almacenarlos en un lugar fresco y seco, preferentemente entre 0 y 5ºC. Esta temperatura ayuda a preservar su textura suave y su sabor único sin alterar las propiedades del embutido. Además, es importante mantenerlos en su envase original o en papel de embutido para protegerlos del aire y la luz, que pueden afectar la calidad y el sabor del producto. Para un consumo óptimo, se recomienda sacarlos del frigorífico un poco antes de servir, permitiendo que alcancen la temperatura ambiente, lo que intensifica su sabor y aroma.